“Está inmóvil pero va a caminar. He aquí algo que he pensado mucho. El movimiento he creído largo tiempo que era todo, que era el gran medio. Pero la estatuaria no conmueve. Es necesario sentir que puede conmover”. Así se expresaba Auguste Rodin (1840-1917), escultor francés, al referirse a su escultura de Eustache de Saint-Pierre, uno de sus Burgueses de Calais. A Rodin le obsesionaba el movimiento y su representación en sus esculturas porque “son hombres que caminan”.
Por eso, sus esculturas no sólo se miran de frente. Es un ejercicio interesante mantenerles la mirada mientras avanzas rodeándolas. Los gestos de los dedos de las manos. La mirada, larga, profunda, desgarradora a veces, distante, penetrante. La expresión de los cuerpos que se estiran, que se desesperan, que se abrazan, que piensan, que besan, que exclaman, que sonríen. Tienen vida, respiran sus preocupaciones, suspiran sus delirios, inspiran admiración.
“Gracias a su conocimiento del moldeado, sabe expresar a los cuerpos la intensidad de sus pasiones. Un fragmento ó un esbozo sin título pueden, en lo sucesivo, encubrir más arte, más sentido, más sentimiento que uno de esos grupos alegóricos a los que eran todavía aficionados los contemporáneos del artista.” (1)
85 piezas de Auguste Rodin están en Alicante en una interesante exposición en la sala de la Lonja de Alicante hasta el próximo 17 de enero de este año. Patrocinado por la Fundación La Caixa y organizado por el Patronato de Cultura del Ayuntamiento alicantino.
Abre la muestra una gran escultura de Adán. También podemos ver piezas tan conocidas como La edad de bronce, los Burgueses de Calais, El Pensador, El beso, … Se puede ver un interesante vídeo sobre cómo se concibió La puerta de infierno, quién lo solicitó y los diferentes cambios que el autor iba haciendo a esta obra que nunca llegó a exponerse en el museo que la encargó.
Entre todas estas esculturas hacemos un recorrido por la vida de Rodin y sus sentimientos. Esta exposición es una oportunidad única para los alicantinos de ver en casa estas esculturas, despidiéndolas porque retornan a su lugar de origen, el museo Rodin de París, después de un periplo expositivo por varias capitales españolas.
(1) Dominique Jarrassé
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