lunes, 13 de julio de 2020

El Rey defiende los valores republicanos



En los últimos días la ciudadanía española vive inquieta por las manifestaciones desde UP y partidos republicanos contra la Monarquía Parlamentaria, nuestro actual modelo de Estado. Inquietos porque la presión mediática es grande por las manifestaciones de algunos políticos que generan incertidumbre y por la publicación de noticias de algunos periódicos digitales sensacionalistas que buscan cuota de mercado con acusaciones infundadas. Parece que el mundo se derrumba a nuestros pies, como si España no tuviera la experiencia de más de 40 años de democracia y no supiéramos que las exageraciones en política son eso, exageraciones. Porque se acusa – sin haber acusación de nada ni de nadie - ni juez, ni político, ni parte – de un supuesto delito fiscal del Rey Juan Carlos. Porque se reivindica un referéndum entre Monarquía y República como si no hubiera habido ya esa votación en las Cortes entre representantes del pueblo español e incluso directamente por este. Porque se solicita la reforma de la Constitución sin mencionar lo complicado que es cambiar el Título II referente a la Corona: ha de haber votaciones en el Congreso y en el Senado, convocar elecciones generales, nuevas votaciones en el Parlamento y si se aprueba la Reforma, convocar un referéndum, dando a entender que si no se hace los malos son los otros.

 

Se manifiestan cosas que o no se conocen con certeza o, en cambio, enturbian la realidad, conspiran contra el sistema, y generan desasosiego.

 

Muchas veces se olvidan de dónde venimos. Aquí me agrada compartir aquello que dijeron Jose María Ansón, fundador de La Razón, y Felipe González, Presidente del Gobierno de España con el PSOE durante 1982 a 1996, sobre los primeros años de nuestra democracia después de la muerte de Franco. El primero dijo que “Don Juan Carlos fue el motor del cambio. Recibió todos los poderes de la Dictadura y supo renunciar a ellos para que el pueblo pudiera ejercer la plena soberanía”; y Felipe González manifestó que “a veces se pierde de vista que el Rey Juan Carlos recibió la totalidad de los poderes, era un Rey absoluto. según las pautas del régimen anterior. Sin embargo, no ejerció como tal”. Es necesario recordar esto porque esos republicanos que dicen las cosas que dicen y cómo las dicen amparados por una Constitución que no condena ninguna ideología (todas caben) al menos deberían tener a D. Juan Carlos un mínimo respeto como constructor de la democracia que hoy disfrutamos.

 

Con esas renuncias y con muchos aciertos, se fue estructurando el Estado y hoy la Monarquía es la “clave de bóveda del sistema” en palabras del socialista Juan José Laborda, que fue Presidente del Senado y Director de la Cátedra Monarquía Institucional de la Universidad Rey Juan Carlos quien, en una entrevista en EL PAIS, dijo que el Rey es “un jefe de Estado neutral, no afiliado a partido alguno, sin poder pero con autoridad”, añadiendo que  “es mucho más conveniente a un país como el nuestro. Hoy, el Rey es, junto con el pueblo español, el elemento que da estabilidad al sistema porque no depende de ningún partido, no tiene poder y por tanto es capaz de mantener el sistema en funcionamiento. Imaginemos tener un presidente de República en una situación como la que está viviendo en estos momentos Austria. Los austríacos tienen que elegir entre un extremista xenófobo y un ecologista. Sería una complicación más. Afortunadamente tenemos una Monarquía que como institución hace que todo el sistema siga en funcionamiento. Repito la idea, el Rey no es un lujo superfluo y prescindible típico de un viejo país, sino que es la clave de bóveda del sistema constitucional español” (EL PAÏS 12 octubre 2016)


También se olvidan que hoy el Rey defiende los valores democráticos que algunos dicen republicanos como son la libertad, la justicia, el estado de derecho, la Constitución, … Esto lo dice el periodista Javier Cercas mejor que yo al manifestar que “en los años treinta, la última vez que se planteó seriamente en España el dilema entre monarquía y república, monarquía significaba dictadura y república significaba democracia. Hoy eso no ocurre, porque nuestra monarquía es democrática, es decir, una monarquía basada en los principios republicanos y por tanto heredera en la práctica de la última democracia de nuestro país, la II República. ¿Sería mejor nuestra democracia si, en vez de una monarquía fuera una república?. ¿Lo serían la democracia noruega, danesa, sueca ó británica, que también son monarquías y, a la vez, algunas de las mejores democracias del mundo?. Nadie lo cree, y por eso en dichos países el dilema entre monarquía y república es irrelevante. En realidad, se trata de un falso dilema., y plantearlo equivale a ocultar los problemas reales del país tras un problema irreal: puro postureo de izquierdismo guay, a la larga letal para la izquierda". (¿Para qué sirve hoy la República?, EL PAÏS 13 enero 2019).

 

Un Rey lo es por sus derechos dinásticos, por una tradición y unos acontecimientos históricos que se han ido consolidando a lo largo de los siglos. La Monarquía es hereditaria basada en esa historia y en esos derechos. España es lo que es hoy porque un reino vino detrás de otro y así sucesivamente desde los godos hasta nuestros días. Por lo tanto, como se decía en la Editorial de EL PAIS de 12 de julio de 2020 la argumentación del vicepresidente Iglesias poniendo en duda la legitimidad del actual titular de la corona por las acciones de su antecesor, justificando esta conclusión en que la Monarquía es una institución hereditaria, no responde a ninguna lógica democrática”.

 

Los ataques de Pablo Iglesias no se sostienen por nada, ni tienen sentido ni fundamento, y ponen en cuestión a quien los formula. Como dice Almudena Martínez-Fornés, Corresponsal del ABC, en su cuenta de twitter un político con dos millones de votos (y tendencia a menos), que se ha enriquecido en cinco años, pretende ahora cuestionar la Monarquía que ha propiciado la prosperidad, la igualdad y la paz en España”.

 

España hoy afronta grandes desafíos como la defensa de la unidad de España frente al independentismo; la recuperación y reconstrucción después del confinamiento por el covid-19, la mejora de la economía; el empleo y el mantenimiento de las pensiones; …, para inventarse uno nuevo que no tiene ni pies ni cabeza. En la última encuesta del CIS donde se pregunta por los principales problemas de los españoles no aparece la Monarquía. En las últimas valoraciones sobre el Rey Felipe VI, este recibe el apoyo del 70 % de los españoles. Ya ven quien tiene que preocuparse. ¡¡ Larga vida a la Monarquía Parlamentaria en España ¡!.


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