martes, 21 de marzo de 2023

La Torre de la Mata y embarcadero de la sal

 


En un lugar privilegiado frente al mar. Si hoy lo es, que sólo ejerce el recuerdo de lo que fue, imagínese antaño, mucho más.


La Torre de la Mata es una construcción defensiva costera construida en la playa a orillas del Mediterráneo, en el actual término municipal de Torrevieja. Desde el siglo XVI. Tuvo un cañón de bronce, según Pedro Navas, ingeniero militar, quien hizo una descripción de esta torre en 1787.


Su fin era proteger el embarcadero de la sal después de extraerla de la cercana laguna salada. Se transportaba hasta el embarcadero y se traspasaba a embarcaciones que se acercaban a la costa para cargarla en sus bodegas y comercializarla después allende los mares. Era (y sigue siendo) una próspera actividad comercial que había que salvaguardar.






De plata circular y un diámetro de 6,40 metros, está construida con mampostería y grandes sillares. Esta torre, junto con la Torre del Moro en el cabo Cervera y la torre vieja en la cala Cornuda (que da nombre a Torrevieja), de la que sólo quedan sus cimientos, forman parte de infraestructuras defensivas costeras que se construyeron en la costa a instancias del rey Felipe II para avisar a los habitantes de las inmediaciones para protegerse y escapar de incursiones hostiles de piratas y bandidos de mala catadura que les atacarían para llevarse sus riquezas y secuestrarlos para venderlos como esclavos.


Del embarcadero apenas quedan restos de su construcción. El paso del tiempo y los temporales marinos, han dejado huella. Diversas actuaciones públicas han consolidado el terrero y puesto en valor la torre y los alrededores del embarcadero para disfrutar hoy e imaginar lo que fueron entonces.




Desde esta pequeña atalaya se ven a ambos lados la playa de arena dorada y el mar de aguas cristalinas de tonalidades turquesa. Un paraíso entonces al servicio de la explotación de la sal y hoy de su recuerdo, así como del disfrute de su entorno.




Frente a la torre, dos parejas de cormoranes parece que se han hecho dueños de lo que queda del embarcadero que aflora de las profundidades del mar. Tranquilos, están tomando el sol, mientras ligeras olas golpean las rocas. Es una imagen que invita a la observación y al sosiego de una mañana soleada de marzo.

 


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